DAIMIEL 2550 D.C.

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CINDERETA

De cómo los pobladores de Daimielópolis unieron sus almas, en aras de ser músculo de identidad universal. A manera divina decidieron, una vez que ya no veían tartanas entalomadas y que supieron que ir a Marte tenía un precio desorbitado, federarse todos los cosmopolitas de los cuatro cardinales para evitar diásporas esporádicas. La decisión tomada por todos los colonos en época de enveros, era para mayor veneros de gloria, un solivianto de enojo y así como en ojo ajeno no miraron la paja, se apiñaron el 24 de junio de 2550 con luna nueva y evitar los cuartos menguantes de sus bolsillos. 

Arribaron por el sendero de las Tiñosas: Pedrarios, Morianos, Bolotenses y Zacatenos.   Del sur por el calizo camino de Moledores: Campellanos, Ureños y Raberos. Por la Hoya del Alcalde se avistaban Llanilleros, Casatejanos y Blanquizareños. Y del norte, por la Máquina, Navaseclónicos, Griñoneros y Zuacortíes.

Una vez congregados en el coso nombraron un icono, y como no, en tierra de vides algo que venga al pelo, Ampelo fue el divino ninfa hado. 

  A los Zacatenos no les faltaba cuajo para emprender proyectos con entremisos y pleitas.  

El temple de los Ureños en la crianza del cencibel con entonado cardenalicio, que “templao” entra hasta templar.

A esta infografía culinaria hay que añadir los “Candealoños” que de la maquila y el espolvoreo panificaban ensimismados los Griñoneros, sin gruñir ni griñonear, como embelesados Elfos, esa era su cruz como su pan de la misma.

Y por fin del levante en forma de “ardalitos” entregaron su fórmula los Llanilleros. Esencia de cornicabra sin atrojar de sus zafras; azafrán en buen tueste; pimiento morrón y morro de marrano. Presentado en tartar, exigía gran voluntad para no picar en tentación.

Y después de este explícito introito, les cuento que se encomendaron en el designio de convertirse en Gastrópolis Asimétrica Híbrida para hacinarse con las urbes circundantes que comentaban: “Que manera de vivir, qué manera de crecer, qué manera de soñar, qué manera de aprender, que guisa de guisar”.

Y con ritmo sinódico articularon estatutariamente y mediante webinars sus criptorecetas, exportándolas con carácter sideral. Tanto creció el interés en los consumidores que con sumo escrúpulo invocaron a Alexa para tokemizar la elaboración de las fórmulas y adentrarse en los fogones familiares.

Y las comercializaron online de tal manera que el impacto tan sensacional en los hogariles hicieron crecer las ventas hasta cifras de millardos, hasta el punto de que una token‐receta se subastaba por Christie´s  ya que era una obra “original” y poseerla era convertirse en Midas.

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