NIVEL DEL ACUÍFERO 23 A 31 DE MAYO 2021.

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Por Miguel R. Torres

No podemos ser optimistas con los datos que tenemos del acuífero a esta fecha. En el mes de mayo ha bajado 40 cm; es decir, que está a 12,10 m. Lo que en abril subió 20 cm, que fue un buen dato (ya que en abril suele bajar alrededor de 20 cm), pero este año en abril ha subido; lo que hace que ya nos hemos comido esa pequeñísima mejoría de abril, y volvemos a “las andadas”. Estamos 1,20 m más bajos que el año pasado por las mismas fechas, y 3,30 m más bajos que en mayo de hace cuatro años (8,8 m); y lejos de aquellos 6,70 m del 31 de marzo de 2014 (5,40 m más bajos que entonces).

Esto se traduce en que vamos cada vez a peor, tendremos que sacar el agua a mayor profundidad y si seguimos abusando llegarán medidas drásticas, que se nos da muy bien protestar contra ellas y verlas injustas, pero que no hay más remedio que sacarlas y tenerlas que acatar. Esto se da por multitud de circunstancias que ya hemos repetido muchas veces pero que así es, y algunas de hace muchos años, entre 40 y 50 años; algunas muy evidentes son: A) Al acuífero llega muchísima menos agua que hace años, pues al estar cortado su aporte natural en la presa de Peñarroya, no se recarga como debiera. B) La ingente cantidad de tierras baldías que se han reconvertido en cultivo en la zona de Argamasilla de Alba, (filtración natural del Guadiana al acuífero). C) La creación de los pueblos de colonización (por los años 1950/60) Llanos del Caudillo y Cinco casas, con una agricultura floreciente basada en el regadío.

D) La cantidad de tierras puestas en regadío en toda la zona acuífero, Manzanares, Daimiel, .. ya que en estos pueblos no existe apenas tierra que no esté cultivada y metida en regadío. Cada año se ven más parcelas que estaban abandonadas, llenas de tobas y hoy están plantadas de viñas, almendros, pistachos, cereales, cebollas, sandías, patatas, melones, … La codicia humana es infinita; si tenemos 50 fanegas de viña, se aspira a tener 100, y como la coyuntura lo permite, pues adelante con la apuesta. Por otro lado no existe una planificación de los cultivos, puede que sobren sandías y se quedarán en los campos sin recoger, eso sí, después de haber gastado ingente cantidad de agua en criarlas. Así se repiten los años y difícilmente se va mejorando; lo único positivo es cuando se “agarra” un buen año, con buenos precios, y la cosecha dé para otras 50 fanegas de viña para el año próximo.

E) La industria, a la chita callando, también tiene un consumo abusivo del líquido elemento. No se nota, no se siente, pero ahí está, aunque en la balanza haya que perdonárselo por los bastantes salarios que proporciona.

Por otro lado no se recupera el acuífero por todos estos motivos y porque no tenemos capacidad para protestar o gestionar para que nos hagan un aporte del alto Tajo para el Parque Nacional de Las Tablas; mientras que al trasvase Tajo-Segura mes a mes o trimestre a trimestre le siguen autorizando importantes cantidades de Hm3; hace unos días, la penúltima.

Las lluvias que no han sido pocas en lo que llevamos de año meteorológico, no palían esta situación. Claro que tampoco queremos desbordamientos ni tormentas agresivas desastrosas. Los milagros, como los de los años 1996/97 y 2009 con lluvias de otoño invierno que recuperaron el acuífero casi totalmente, lo calificarían de milagrosamente hasta por los más incrédulos, y estos ocurren cada muchos años.

Adjuntamos foto de la preciosidad de un campo de cebollas, a punto de recogerlas (con máquina, claro).

Miguel R. Torres, junio 2021.

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