LA PROCESIÓN (2ª PARTE)

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Uno del Pueblo

Fotos: Román Cejudo.

Escribientes, barberos y comerciantes fundaron allá por 1836 la Hermandad de “Los Blancos”. A media tarde, las notas musicales de “Expiración” anuncian la salida en la Parroquia de Santa María del Cristo de la Expiración, Titular de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de los Dolores. La indumentaria de color blanco en túnica, capillo y guantes, contrasta con la capa de tinte morado, portando los cofrades pica o alabarda en su mano, junto al gallo o escalera que llevan los niños. Los pasos de “San Juan Evangelista”, “La Elevación de la Cruz” y “La Magdalena” procesionan por delante anunciando la llegada del “Santísimo Cristo de la Expiración”, belleza escultórica del 1.600 y de autor anónimo, cerrando la procesión el paso de “Nuestra Señora de los Dolores”, única Virgen que desfila bajo palio en Daimiel. Es Viernes Santo en Daimiel y la tarde se va nublando.

A las nueve, ya de noche, inicia su recorrido la solemne procesión de “Los Negros”, la Hermandad de “Los Negros” o del gremio de los carpinteros, documentada allá por 1.668. La indumentaria negra significa a la Hermandad del Santísimo Cristo del Sepulcro, cuyos nazarenos portan hachón de cera natural. “Tosca”, de Puccini, interpretada por la Banda de Música de Daimiel, eriza el vello al más pintado en la respetuosa salida del Cristo Yacente en el Sepulcro, del sevillano Castillo Lastrucci, muy presente en nuestra Semana de Pasión. El paso de “La Piedad”, también original de D. Antonio Castillo Lastrucci, antecede al Cristo del Sepulcro, entre el acompañamiento musical de la Municipal de Daimiel. Seriedad y riguroso respeto se aprecian al paso del solemne cortejo en la noche del Viernes Santo, desfile procesional abierto desde la década de los ochenta por la imagen del Cristo del Consuelo.

Farol de orfebrería en plata portan los hermanos “Corbatos” en su desfile en la noche del Viernes Santo, con recorrido inmediato al de “Los Negros”. La Cofradía Nuestra Señora de la Soledad cuenta con documentos de 1.668 que hacen referencia a hechos anteriores a esa fecha, lo cual nos orienta sobre su antigüedad. Túnica blanca con botonadura negra de 33 unidades, representan la edad de Cristo al morir. Capa, fajín, guantes y capillo de raso en negro caracterizan la indumentaria de la Hermandad junto al corazón bordado con siete puñales, situado en el frente del capillo, que representan los siete dolores de la Virgen. “El regreso del Sepulcro”, escultura de D. Luis Medina y “Nuestra Señora de la Soledad”, atribuida a D. Juan D´Opazo, conforman la imaginería de “Los Corbatos”, con el detalle del manto de la Virgen de fecha anterior a la Guerra Civil, conservado a buen recaudo durante la contienda.

El 26 de Abril de 1.950 se funda la Hermandad de “Los Capuchinos”, Cofradía de María Desolada, Hermandad del Silencio. La Coral Municipal Molto Vivace y la Banda Municipal de Música, interpretan la pieza coral “Cristo de la Buena Muerte”, a la salida de la talla del “Cristo de la Buena Muerte” de la Iglesia de Santa María, especial momento de esta procesión. La talla del Crucificado, “Paso del Calvario – Divino Niño de la Pasión” y “María Desolada”, componen la imaginería de esta joven hermandad, de túnica pasionaria y capucha, sandalias y Cruz de Calatrava destacan en la indumentaria. Siete Cruces Penitenciales para la meditación de los Siete Dolores, caracterizan identidad de “Los Capuchinos” en la tarde noche del Sábado Santo.

De nuevo entre los vivos aparece “El Resucitado” acompañado por nazarenos de cualquier Cofradía de Daimiel con la cara descubierta. Jesús Resucitado es el único trono que procesiona en torno al mediodía del Domingo de Resurrección, talla de donación anónima a la Cofradía de María Desolada. Jesús Resucitado es el nombre de la Cofradía que clausura los desfiles en la Semana Santa daimieleña, acompañada por la Banda de Música de Daimiel y la Banda de Cornetas y Tambores del Santísimo Cristo de la Columna y Nuestra Señora de la Amargura, con especial estallido de alegría en la salida del Cortejo Procesional desde San Pedro. Esplendor, luz y color.

Sentimientos, recuerdos, colores, sensaciones…, todo se agolpa ante la  contemplación de las distintas Hermandades de Pasión daimieleñas, desde los conceptos cristianos cultivados en la propia familia, “in illo tempore” o en tiempos modernos, qué más da, el sentimiento está ahí, y cada año se reaviva. Capiruchos y detalles, complementos y marchas procesionales de Daimiel, nos sitúan cada año y de modo cronológico en ese “algo especial” que nos atrae de la Semana Santa de Daimiel.

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