EL TEATRO REAL DE MADRID CONVERTDO EN TABLAO FLAMENCO PARA EL DAIMIELEÑO RICARDO FERNÁNDEZ DEL MORAL

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Uno del pueblo.
Uno de los nuestros, un daimieleño de a pie, actúa en solitario en el Teatro Real de Madrid, palacio de la Ópera, una de las instituciones culturales más importantes de España. Durante la actuación de Ricardo Fernández del Moral, la Sala de Bailes de este egregio recinto se transformará en un inédito tablao flamenco. Nuestro paisano, desde la humildad de siempre, está empezando a llegar a la cúspide, la cima de los elegidos. El Teatro Real de Madrid, a su disposición. Ahí queda eso.
– ¿Da “repelús” actuar en tan suntuoso escenario y ante un público tan selecto?
Vértigo, da vértigo. Siento una gran responsabilidad. Es el Teatro más importante de España, pero vamos a por todas. La ocasión, el escenario es único e incomparable. Siento vértigo, pero vamos a por todas.
– El espectáculo se llama “Flamenco Real”…
“Flamenco Real” es un ciclo de conciertos organizado en el Teatro Real. En mi caso es un espectáculo de cante personal, muy particular, muy mío, llamado “Las Minas Flamenco Tour”. Intervengo el día 30 de Enero con mi concierto en el Salón de Baile del Teatro Real.
– ¿Quiénes te acompañan?
Las tres principales disciplinas del flamenco. A la guitarra y el cante, un servidor; al baile, como artista invitada, Karime Amaya, sobrina nieta de Carmen Amaya; el guitarrista Tati Amaya, hermano de Karime, y a las palmas José Jurado, bailaor inconmensurable, junto a Rocío Díaz, palmas y cante.

– Pero el protagonista eres tú…
Sí…, sí, sí… -modestia habitual de Ricardo-…, supongo que el peso y la responsabilidad del espectáculo la llevaré yo…, pero será cosa de todos… -silencios humildes, templanza del artista de Daimiel-…
– Pero, insisto, el personaje, la estrella eres tú…
Sí…, sí…, seré yo… (Ricardo al natural).
– Impartes clases y charlas pedagógicas sobre el flamenco…
Hice una conferencia – concierto en el Convento de las Mercedes de Ciudad Real; platicamos desde los albores del flamenco, desde las jarchas mozárabes, antiguos romances, los cantes de laboreo, hasta las fusiones actuales. Fui explicando esta evolución, con cante y con guitarra. Fue una clase pedagógica para el fomento del flamenco. Hablé acerca de Silverio Franconeti, padre del flamenco, comentamos la importante aportación de la cultura gitana… etc., evolucionando ordenadamente hasta la aparición de la guitarra en el cante…
– Por el Teatro Real han desfilado las mejores voces, los músicos más insignes, las orquestas sinfónicas o filarmónicas  más ilustres del mundo, las mejores batutas… ¿te sientes cómodo o tomas tranquilizantes o estimulantes antes de actuar?
Me tomo un café con leche. Y al rato, bebo agua para hidratar la garganta. El nerviosismo y esa presión es necesario…, si te desinhibes, pierdes la presión, no sientes lo que haces. Para mí, el mejor tranquilizante es hacer el primer cante, esto es clave para el comienzo. Aquí, en Daimiel, es donde más noto el peso de la responsabilidad, con los míos, con mi gente…
– ¿En qué lugar te situarías a día de hoy en el mundo del arte, del flamenco, seis años después de lograr la Lámpara Minera y no ser gitano?
Para no ser gitano y ser manchego, me considero en un buen lugar, pisando los escenarios más importantes, y gracias a Dios, llevo activo mucho tiempo. La Lámpara Minera hace más respetado reconocido y considerado a quién la gana.
– Tienes cada vez más seguidores, me consta. ¿Qué es lo que engancha contigo? ¿Te consideras ya una estrella del flamenco?
De estrella del flamenco, nada, no, no…, lo que engancha es el directo… vas por vez primera al flamenco, creyendo que no te gusta y resulta que mi directo te engancha…, eso es para mí el arte…, lo digo con total modestia. Que me vean tocar y cantar en directo, transmitir sentimientos en directo…, esto es la verdad, esto es así…, si me ves y te emociono, yo soy feliz, me considero realizado como artista…, eso es arte.
Los vídeos artísticos de Ricardo, son visionados en todo el mundo. Estados Unidos, Francia, Inglaterra, Azerbaijan, países de Asia, países de África…; tenemos de la mano y a diario en Daimiel a un artista internacional. Pero para que surja la anécdota, no hace falta irse muy lejos.

Recientemente en el Auditorio de Candeleda (Ávila), Ricardo termina una de sus actuaciones secándose el sudor de la frente y comentando al público que ello se produce por su afición a mojar sopas en el aceitillo… Desde el anfiteatro surgió una potente voz que aseveró: “¡Y los cortadillos de Astillero!”. Los seguidores del artista “chucho”, pueden aparecer haciéndose notar en cualquier escenario por importante que sea… Ricardo reconoció esa voz daimieleña y dirigiéndose al paisano, espetó: “José Ignacio, este fandango es para ti…” dedicándole el titulado “Daimiel pueblo mío”. Así mismo, ese gran aficionado de Daimiel, publicó en las redes sociales un comentario de admiración, a la vez que simpático, para nuestro artista que trasladamos tal cual:
“Anoche, mientras volvía de Candeleda envuelto en niebla y silencio, pensaba en el espectáculo que acababa de ver e intenté encontrar una palabra que lo pudiera definir. La verdad, es que no tardé mucho, enseguida, me salió “HONRADEZ”. Más allá, de análisis técnicos que habrá quien los haga, el espectáculo, está preñado de honradez. Soy aficionado a la música en general, y al flamenco en particular desde hace tiempo. He visto en directo a las grandes figuras del flamenco, y grupos de rock de leyenda, y todos sin excepción, suenan diferentes en directo que en estudio. Lo que yo me pregunto es: ¿Cómo lo hace este tío, para sonar igual (de bien) en cualquier circunstancia? Y la respuesta, me la dio la noche brumosa mientras atravesaba el valle del Tiétar: Aquí, hay verdad; aquí, hay poco que ecualizar (yo particularmente opino, que, si a Ricardo le das una barra de pan, es capaz de hacerla sonar…y aún comérsela). Aquí, hay un tío que, a pecho descubierto canta lo que siente, su verdad y contra esto amigos míos, poco se puede decir, solo ponerse en pie y aplaudir. Te podrá gustar más o menos (a mí, cada vez más), te podrá emocionar, más o menos; para esto los “flamencos”, somos muy “nuestros” pero no se puede negar la honestidad, y esto hoy en día con los tiempos que corren, es mucho” (José Ignacio García Muñoz).
Ricardo Fernández del Moral , desde su campechanía daimieleña, no se considera divo en ningún concierto. Nos identificamos con su manera de ser y formas de actuar, en el mundo de los artistas y en su mundo diario, en su pueblo Daimiel, con su gente, aún considerando la realidad distinta de esos dos mundos. La historia continua y el presente sitúa al daimieleño en lo alto del mundo del flamenco.
Ricardo Fernández del Moral, cantaor payo y guitarrista, ante su próximo evento, un reto muy importante en su carrera.

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