Albañiles: Desde el "andamio perrero", hasta la máquina telescópica (Manitou)

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Como «maestro u oficial de albañilería» es definido por la Real Academia de la Lengua el oficio de albañil, oficio histórico paralelo a los anales de la humanidad. Dedicamos este reportaje a una parte de la historia, relativamente corta y próxima, de este oficio tradicional, interesándonos basicamente en la construcción de viviendas, espacios comerciales o actividades de menos escala del sector.
Esta labor constructora, ha constituido siempre parte importante del trabajo productivo del hombre en todas las épocas, destacando la figura del «maestro albañil», que tenía las mismas facultades o atribuciones que los arquitectos actuales: diseño, dirección y coordinación del trabajo de los especialistas que intervenían en la construcción de edificios, teniendo muy en cuenta la cantidad de gremios que toman parte, tan importante como el propio albañil, como son los carpinteros, fontaneros, pintores, cristaleros, electricistas, calefactores, decoradores, etc.
Allá por la década de los cincuenta y en varias posteriores, el «maestro albañil» era el responsable de la obra. Las ordenanzas actuales son más recientes, exigiendo éstas proyectos, diseños, planos, etc., así como adecuación a los servicios públicos. El albañil tradicional, los antiguos artesanos de la construcción, iniciaban la faena con las herramientas propias de la época: pico, pala, azada, azadón, cordel, ganchos, garrucha o polea, paleta, llana, espuertas de esparto, palaustre, plomo, cuerda, espuertas terreras, nivel…
Y así, comenzaba el proceso coordinado de hundir, cimentar con barro y piedras hasta que llegó la época del cemento, poner ladrillos, levantar paredes, colocar vigas, tabicar, alicatar, enfoscar, tejados, chimeneas orientadas… y todo el proceso que completa la edificación. Todo ello con las técnicas propias de la época.

Hasta tiempos relativamente recientes, las medidas de seguridad eran escasas. Los «andamios perreros» no eran aptos para quienes sufrieran de vértigo: dos tablones de canto sujetaban de aquella manera las tablas horizontales por las que se desplazaba el albañil, con los consabidos vaivenes que ocasionaron algún que otro accidente; no se colocaban barandillas, ni redes, ni arneses…, tiempos aquellos, en los que se forjaban los albañiles de antes.
Al ser un oficio en permanente evolución, los profesionales nunca terminan de aprender, pero los albañiles completos, como los de antes, han ido dando paso al albañil especialista, cualificado para funciones específicas -yesaire, alicatador, solador, enladrillador, fachadista- pero no cabe duda de la continuidad de esta popular y numerosa profesión.
Nos hemos asesorado para realizar este reportaje en una de las empresas constructoras más antiguas de Daimiel, aún vigente. Nos referimos a CONSTRUCCIONES JUANFRA S.L., cuyos gerentes, los hermanos Tomás y Juan Francisco García-Muñoz Fernández del Moral, crearon su sociedad en tiempos y con métodos similares a los descritos, si bien la progresiva modernización de esta empresa les ha permitido disponer hoy día de las modernas máquinas telescópicas, antítesis de aquellos métodos obsoletos del siglo pasado.
El albañil, oficio histórico desde el «andamio perrero» hasta la máquina telescópica.

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